<<[...] Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos>>.

Gabriel Celaya

viernes, 5 de febrero de 2010

Crítica de Jorde de Arco a mi libro "Las alas de una alondra madrugando"




Con "Las alas de una alondra madrugando” (Hiperión. Madrid, 2009), David Rey Fernández obtuvo el XII Premio de Poesía Joven “Antonio Carvajal”. Este gallego del 85, inédito hasta ahora, muestra en su bautismo lírico unos recursos y una madurada destreza, que sorprenden desde el emocionado pórtico que dedica a su madre: “Me dijo:/ escribe con distancia/ pero/ sin olvidar el cuarzo negro de la mina diaria,/ lo marchito y oscuro que ya está en las semillas./ Añadió:/ vivir es defenderse de la vida”.

Apoyado en el magisterio quevediano -además de Rosalía, Machado, Salinas-, David Rey ha vertebrado un intenso poemario donde convergen el amor y la nostalgia, la malograda felicidad y la culpa pretérita; y ha sabido, a su vez, envolver con un hálito sugeridor los entresijos de la memoria y los pasillos silentes del fenecimiento: “Yo converso con todo lo que tiene una herida/ y entre todos los muertos me levanto,/ entre todos los muertos, con rocío en los dientes,/ me levanto”.

Lejano ya de cuanto sostuvo su férvido aliento vital, el poeta ferrolano, se sabe distinto del que habitara los paisajes dichosos y amantes. Por ello, en su coda, confiesa: “No volveré en el rumor del viento,/ regresaré en las uvas/ que la luz levantó desde mi carne”. Y desde esa renovada incandescencia, su verso seguirá iluminando una senda muy prometedora. Y una lírica capaz de muy altas cotas.


Fuente: Arco, Jorge de: "Pura poesía", en Andalucía Información, 4 de febrero de 2010.

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