Poema VI, incluido en el apartado "La tumba de los besos tuvo nombre"
del libro "Las alas de una alondra madrugando" (Editorial Hiperión),
recitado por el autor.
Porque el amor tiene también su olvido y el recuerdo de haber perdido algo. Quedan cenizas, sobre el mar, temblando.
Poema XII, incluido en el apartado "La tumba de los besos tuvo nombre" del libro "Las alas de una alondra madrugando" (Editorial Hiperión), recitado por el autor.
No sé cuál es tu nombre
sólo sé que me aguardas
y que donde tú estás
hay estrellas celestes
y una casa con leña
y una mesa dispuesta
con vino y pan caliente.
Yo no sé
de qué color son tus ojos
cuando miras el alba.
Sólo sé que en tu pelo se detiene la noche,
que donde tú te tiendes
crecen flores salvajes
y hay bosques escondidos
y rocío aguardando.
Yo no sé en qué ciudad
apoyarás los pasos
para afirmar la tierra.
Sólo sé
que cuando yo te llame,
en mis labios
la palabra hogar pondrá sus puertas.
Y dispondré la espera
en donde las espigas se acuestan con el viento,
y hay espuma de olas
y un beso derramado.
Poema VIII, incluido en el apartado "La tumba de los besos tuvo nombre" del libro "Las alas de una alondra madrugando" (Editorial Hiperión), recitado por el autor.
Una mujer desnuda en el jardín espera, no eres tú y sin embargo tuvo tu nombre un día.
Las olas son caballos con crines de azucena que el viento agita como un almendro viejo, la luna es un jinete de plata galopando, si tú pudieras verlo.
Recuerdas que te dije: Tus labios son el rojo que viste a la amapola. Contigo junto al mar todo canta más alto. En tus ojos azules aún se escuchan las olas.
Ahora me pregunto de qué servía aquello, ahora que estoy tan solo como lo estaba entonces.
Tú nunca comprendiste que los besos no mueren en los labios y que en cada palabra yo te dejaba la llave de una puerta.