<<[...] Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos>>.

Gabriel Celaya

sábado, 26 de noviembre de 2016

Leopoldo Alas "Clarín" nos habla de Baudelaire y Las flores del mal





    La "[...] personalidad literaria que revelan Las flores del mal, digna de ser entendida por quien no atiende a lo nuevo y original por absurdo y atrevido, pero tampoco lo desprecia por su novedad y atrevimiento mismos. Ya se sabe que en nuestros tiempos multitud de autores aspiran a llamar la atención por medio de rarezas y esfuerzos y dislocaciones, como los mismos titiriteros que, ante una competencia desconsoladora, se entregan a la desesperación del salto mortal y del equilibrio imposible, y llegan a inventar modos inauditos para colgar la vida de un cabello, y acaban por cortar el cabello. Los literatos que buscan a toda costa el buen éxito, hacen eso, ya se sabe; pero la gracia de la crítica consiste en distinguir entre el pobre diablo que busca un pedazo de pan dando dos vueltas por los aires y el escritor verdadero, que obedece, al marchar por camino desusado, a su temperamento extraordinario y de caracteres singulares, no a las sugestiones del hambre o de la vanagloria... En Baudelaire se puede leer entre líneas toda una metafísica; por lo menos hay allí un poeta que ve y siente a su modo los fundamentales principios de la realidad en cuanto compete a nuestra vida: hace pensar en cosas grandes, nos conmueve profundamente y nos lleva a las regiones de los ensueños graves y a los dominios de esa idealidad que está por encima de las diferencias de idealismos y realismos [...]".




    "Después de leer Las flores del mal [...] subsiste siempre la idea de que se ha tenido enfrente a uno de los pocos semejantes que tenían algo nuevo por contarnos y que sabían decirlo de una manera agradable, original y propia. En cambio, en tantos y tantos poetas mediocres como se presentan con ciertas sorpresas de lenguaje y tal o cual sofisma estético más o menos recalentado, en vano buscamos una sustancia que revele el hombre notable, el pensador original, fuerte, o el alma que ha pasado por sentimientos de vigor extraordinario [...]".




    "[...] hoy Baudelaire sigue siendo digno de ser leído, porque su nota característica llega al corazón y embelesa el sentido como los otros grandes autores que nunca fueron admirados por sorprendentes [...]. Un poeta original cuyo temperamento produjo una poesía nerviosa, vibrada, lacónica, plástica, pero no alucinada, ni materialista, ni indiferente".

                          Leopoldo Alas "Clarín"
                             La Ilustración Ibérica, 26 de noviembre de 1887.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Poema para mi madre


Poema I, incluido en el apartado "Dedicatoria" del libro "Las alas de una alondra madrugando" (Ed. Hiperión).

Para mi madre,
que me mostró la puerta y me tendió una llave;
que me enseñó que los únicos caminos
son los que nos acercan a nosotros mismos,
lo demás es arena.



Me dijo:
escribe con distancia
pero
sin olvidar el cuarzo negro de la mina diaria,
lo marchito y oscuro que ya está en las semillas.

Añadió:
vivir es defenderse de la vida,
y volvió a asegurarlo:
el que mira las olas ya ha vencido el naufragio;
sólo quien se conoce
puede oír el silencio que precede a los golpes,
puede sentir el mar que hay en las caracolas.

Me enseñó
que en cada nombre se esconde lo nombrado;
que en la palabra noche
fluyen ríos oscuros de carbón y cenizas,
que cuando digo madera
la voz se me puebla de raíces y carne,
que cuando digo te quiero
en mi boca despierta la cereza y la lluvia.

Y estas palabras suyas las llevaré grabadas para siempre:
Nada tiene sentido
por eso
todo vale la pena
porque todo
puede ser de la altura que le des a tus pasos.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Neruda

Hace 43 años falleció el maestro Pablo Neruda, hoy lo recuerdo aquí con estos inmesos versos suyos:


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Quevedo

Hoy hace 436 años que nació el maestro del idioma don Francisco de Quevedo, y todavía no ha muerto.
"[...] serán ceniza, mas tendrán sentido;/ polvo serán, mas polvo enamorado".

Gracias, Quevedo, por tanto fuego que alumbra.